sábado, 5 de julio de 2008

Luna Escarlata


Luna escarlata, noche de sombras


Noche fría, caminar pausado, deslice mi mano por tu contorno de plata

Llore sola, no cabía alegría en este gélido órgano,

Pero hoy tu nívea figura no estaba pura,

Anunciabas placer, pues tu aroma a lujuria denotaba en el aire,

Solo yo sentía que no estabas sola,

Soledad regalo inalcanzable para muchos, que en esta noche no disfrutabas

Pues el te miraba, implorando tu presencia,

Noche tétrica donde dos almas miraban la misma esfera, que rogaban tu atención

Pero a ti no te interesaba el

Ella quiso deshacerse de aquel ser que la admiraba desde su desierto, desde su árida morada,

Así que jugaba a enamorarlo, le gustaba la ironía y el sufrimiento ajeno

Decidió deslizar su voluntad y abandonarnos a nuestra suerte,

Decidió juntar nuestros cuerpos en una esfera de espacio, tiempo dejarnos morir en soledad.


Caí en un sopor, deje de vivir, de soñar de respirar, un manto negro cubrió mis ojos una voz desconocida gritaba m nombre,

No me pude resistir, no sabía decidir,

Desperté, en un solitario lugar en una especie de burbuja inmortal,

Ahí estaba el, el príncipe que contempló la luna desde su negro corcel,

Dormido en el suelo, soñando con el cielo, deseando tocar las estrellas con una inmortal guía,

Abrió sus ojos, sus tristes ojos igual o más desorientado que yo preguntaba su destino,

Más no pude contestar a sus preguntas, pues ya no sabia que era verdadero.

La atmósfera era calida, mis miedos ya no estaban, su mirada tranquila me apaciguaba el alma,

Su caminar delicado no cabía en mis historias, de caballeros andantes y batallas devastadoras,

Solo sentía una inmensa familiaridad una alegría innata que no sabía explicar,

Solo sentía que ya lo conocía que seria un cambio en nuestras tenebrosas vidas.

Nos miramos largo rato, decidió se, me pregunto mi nombre y si deseaba contestarle,

Lo mire admiraba pues no pensé jamás, que un elegante caballero me llegase a contemplar,

Y contenta le respondí “si deseo conversar”.

Nos reíamos de todo nunca paso nada igual, le decía siempre altiva no se que nos pasara, cada ves que lo repetía mi corazón se entristecía,

El dijo “pues no puedo asegurarte que hoy salgamos vivos, lo único que prometo es no arrepentirme de lo que hoy he sentido,

Mi cuerpo se movió solo, mis manos heladas tomaron su rostro, mis labios tomaron la horma de los suyos suavemente, deslice mis manos por su espalda caliente, en ese momento supe que estaba vivo, y tome su cuello para hacerlo mió.


Éxtasis, lujuria inundaron este momento y la luna esperando nuestro triste sufrimiento, mas no pensó que en lugar de matarnos nos hizo un favor a inesperadamente juntarnos

Lo hice mió cuantas veces quise, vibramos cada ves que nos tocábamos, gemidos y caricias fueron nuestro abrigo, pero la envidia de la luna seria un presidio, nos juzgaría por algo que nunca propiciamos, pero nuestro amor será su propio calvario.


Salimos de ese lugar no se como, lo lleve a mi lugar favorito, un eco sin retorno,

Miramos la luna que sola ahora estaba pues a los dos que no quería y que después con su locura juntara, la contemplaban juntos, y se compadecían de su maldita sonata,


Solo miraban, solo observaban a la luna escarlata, sola y desamparada.

No hay comentarios: